La cúrcuma es una de las especias más populares y utilizadas del mundo, parte integrante tanto de la cocina como de la medicina tradicional de culturas asiáticas como la china y la india. Se utiliza desde hace siglos por sus propiedades terapéuticas. A continuación te explicamos cómo utilizarla para preparar un excelente remedio antibiótico.
Diversos estudios han asociado a la curcumina, un compuesto presente en la cúrcuma, potentes propiedades terapéuticas, entre ellas una acción antibiótica y antioxidante que también es eficaz para prevenir el cáncer y combatir infecciones y microbios.
Precisamente por su capacidad para destruir microbios, la cúrcuma puede utilizarse para tratar la gastritis, las úlceras de estómago y otras afecciones del aparato digestivo. Y no sólo eso: la inflamación, la artritis, los problemas hepáticos y la enfermedad de Alzheimer pueden tratarse con la ayuda de la cúrcuma.
La combinación de cúrcuma y miel puede potenciar estos beneficios. La miel es muy eficaz para favorecer una buena digestión y combatir las bacterias y los virus del intestino.
Para preparar el remedio, necesitas 1 cucharada de cúrcuma en polvo y 100 gramos de miel. Mezclar bien los dos ingredientes hasta que estén perfectamente integrados entre sí.
Tomar media cucharadita de este remedio unas 5-6 veces al día.